Mis espejos de papel

Los espejos siempre han tenido algo de mágicos: te dicen quién es la más guapa del reino, te introducen en un mundo paralelo o no te devuelven el reflejo si eres un vampiro. Pero los espejos, en realidad, no poseen magia, ni sentimientos, ni siquiera imágenes. Somos nosotros, los que nos asomamos a ellos, quienes lo hacemos cargados de imágenes, de sentimientos y de magia. Cada uno de nosotros tenemos el poder de ver en un espejo lo que deseamos ver. El decepcionado que lo rompe, sólo desea romper su cara; el narcisista que lo besa es a sí mismo a quien besa..
... Pero hay unos espejos que sí que tienen magia, sabiduría, sentimientos, historia e historias: los espejos de papel.
Esos papeles repletos de letras en las que podemos ver reflejadas todas las imágenes del universo, de ahora y de todos los tiempos. Esos espejos de papel en los que nos vemos tal y como somos, como fuimos, como podríamos ser, como nos gustaría ser...
Esos espejos de papel en los que cabe todo lo bueno y malo de la humanidad, todos los monstruos y los ángeles de la historia: lo más sublime y lo más rastrero, lo más antiguo y lo aún no nacido... Solamente hay una cosa, y sólo una, que no pueden reflejar esos espejos: la ignorancia.
Mi casa está llena de libros. Mi casa es la casa de los espejos... los espejos de papel

martes, 15 de noviembre de 2011

IMÁN DE NEVERA

Falta sal para mis versos
y sobran lágrimas en la alacena.
Tengo el congelador casi vacío
y la vida casi llena.
Habré de tender la colada
de la ropa blanca y de estos huesos.
Recargar el móvil, el corazón y los pañuelos.
Se me olvidó pagar la contribución
y apagar los deseos.
Pegamento del bueno
para aquel amor que hace unos meses
se me cayó al suelo;
si se le notan las grietas
tendré que buscar uno nuevo.
Me he quedado sin café,
sin tomate frito y sin tiempo.
Pedir a la vecina un poco de cariño;
mañana se lo devuelvo.
He de meter en el congelador
la merluza y los besos.
Ah, que no se me olvide pedir el pan
para el bocadillo del almuerzo,
y para todos                   
el de cada día, el nuestro.
Se me han acabado las sonrisas
para antes del desayuno.
Pasar por la farmacia.
El imán de la nevera
ya no sujeta mis sueños.

Mañana es jueves: habrá aguacero. 

Manolo  Benages

viernes, 4 de noviembre de 2011

ATARDECE

Atardece.
En el horizonte, tras las montañas,
florece un cielo de ciruela
y sube un ténue hálito de escarcha
desde el mismo centro de las piedras.
Apetece un café,
o un libro, o una mujer,
o una quimera.
Algo que te caliente las manos
y te entibie el corazón
rígido sobre el angulo recto de las nubes,
tenso en la esquina de una esfera.

Bramará mañana el viento
auyentando quizá esta niebla.
Amanecerá y cuando abra los ojos
no estarás aún a mi lado,
pero tal vez sí un poco más cerca.

Manolo  Benages